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Una religión es un sistema cultural de comportamientos y prácticas, cosmovisiones, ética y organización social, que relaciona la humanidad a una categoría existencial. Muchas religiones tienen narrativas, símbolos e historias sagradas que pretenden explicar el sentido de la vida o explicar el origen de la vida o el universo. A partir de sus creencias sobre el cosmos y la naturaleza humana, las personas pueden derivar una moral, ética o leyes religiosas o un estilo de vida preferido. Según algunas estimaciones, existen alrededor de 4200 religiones vivas en el mundo e innumerables extintas.

En su etimología siginifica también la relación de dependencia que «religa» al hombre con las potencias superiores de las cuales él se puede llegar a sentir dependiente y que le lleva a tributarles actos de culto.

¿A qué necesidades responden estas 4200 religiones? ¿Qué busca solucionar el humano? ¿Son contradictorias entre ellas mismas? ¿Cuál, de ellas, será la verdadera?
¿Es la intención de Dios que seamos religiosos o de una religión en concreto? ¿O su deseo es más profundo y sustancial?
Realmente no vamos a analizar las 4.200 religiones ni a buscar la verdadera ya que de todas ellas sí podemos afirmar, con propiedad, que solo hay un camino, una verdad y una vida y no es una religión sino el mismo Dios que se hizo hombre y se llama Jesucristo:

Juan 14.6: “Jesús le Dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie Viene al Padre, sino por mí.”
Fue Dios quien dio el paso de reconciliar al mundo con Dios:
2 Corintios 5:19 “que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”.

Y tuvo que hacerlo por cuanto había un abismo entre Dios y el ser humano:

Romanos 3:23-25 “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, 24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,”

Jesús por tanto es Dios hecho hombre que vino a revelarnos el camino de verdad, vino a salvarnos de toda mentira y a anunciarnos la realidad de la vida, el propósito del ser humano y por supuesto la verdad acerca de la eternidad.

Vamos a analizar hoy que el verdadero camino no es una religión o conjunto de comportamientos y prácticas que pretenden ganar favores a través de ellas, sino más bien un estilo de vida a través del cual nuestra función, misión deseo y anhelo es agradecer a Dios por Su Salvación y gracia derramada en nuestro favor de forma totalmente inmerecida.
Efesios 2:5 “aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo(A) (por gracia sois salvos)”,

Efesios 2:8-10 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”

¿Qué nos dice la biblia acerca de la religión?
Santiago 1:26-27: “ Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.”

Santiago compara al que se cree religioso, cumplido, y al deber de obedecer la palabra de Dios…

El comentario de la Biblia Plenitud dice que : “Una lengua fuera de control, y un corazón engañoso, son el resultado de una religiosidad vacía. La verdadera religión se expresa en la vida diaria, como lo pone de manifiesto la pureza de la conversación, el amor y el carácter.”

Romanos 2:13 “Porque ningún hijo los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley seran justificados.”

Santiago 1:22 “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.”

Mateo 7:21 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.

Colosenses 2:18-23 TLA “Así que no dejen que nadie los condene, y menos esa gente que adora a los ángeles y que aparenta ser humilde. Dicen que ven visiones, pero mienten. Sus pensamientos los llenan de orgullo, pero sólo piensan cosas malas.
19 Esa gente no está unida a Cristo, que es quien gobierna a la iglesia y quien le da más y más fuerzas. Cristo le da a la iglesia todo lo que necesita, y une a todos sus miembros de acuerdo con el plan de Dios.
20 Ustedes están unidos a Cristo por medio de su muerte en la cruz, y ya no están sometidos a los espíritus que gobiernan este mundo. Entonces, ¿por qué se comportan como si todavía estuvieran bajo su dominio? ¿Por qué obedecen a quienes les dicen
21 «no toquen esto», «no coman eso», «no prueben aquello»?
22 Esas reglas no son más que enseñanzas humanas, que con el tiempo van perdiendo su valor.
23 No se puede negar que son útiles, porque enseñan acerca de la conducta religiosa, la humildad y el dominio del cuerpo. Pero lo cierto es que no ayudan a combatir los malos deseos de nuestra naturaleza humana.”

Es muy fácil ser una persona religiosa - asistir a la iglesia de vez en cuando; sentirse bien todos los domingos en el servicio pensando que estamos bien y que Dios se agrada de nosotros por el simple hecho de ir a calentar un asiento cada fin de semana o tal vez porque ayudamos en una actividad en la iglesia y nos creemos los santos porque hemos hecho “algo para Dios”. Pero, ¿será eso lo que Dios pide de nosotros?
No nos equivoquemos con las cosas de Dios. A Dios no le interesa cuantas veces vayamos a la iglesia; no le interesa que tan religiosos seamos, lo que le interesa es cómo está nuestra relación con Él no cómo está nuestra religión.