Desde que el destino eterno esta determinado sobre la base de nuestras vidas, cuando muramos nuestro destino es sellado y no puede ser cambiado [2 Cor. 5:10; Heb. 9:27]. El juicio será la sentencia oficial en el cual este destino será declarado.
La gente justa recibira la vida eterna.
Rom. 2:7, 10 - Aquellos que perseveran en hacer lo bueno recibirán gloria, honra, inmortalidad, vida eterna y paz.
Mat. 25:46 - Los justos recibirán vida eterna. [Mat. 5:10-12; 1 Ped. 1:3 y Sig.].
1 Tesal. 4:17; 5:9, 10 - Salvados para vivir conjuntamente con Jesús por siempre.
La gente malvada recibira el castigo eterno.
Rom. 2:8-9 - Aquellos que no obedecen a la verdad sino que hacen lo malo recibirán ira, enojo, tribulación y angustia.
Mat. 25:41, 46 - Los malvados deberán ir a la destrucción eterna, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.
Apoc. 20:11-15 - Cualquiera que no sea hallado en el libro de la vida será arrojado en el lago de fuego que es la muerte segunda.
[2 Tesal. 1:5-9; Mat. 13:39-42; Rom. 6:23].
La recompensa que recibimos en el juicio dependerá de como vivamos en la tierra. Si usted fuera presentado ante Dios en juicio en este momento, ¿cuál sería su recompensa?
B. Los Cumplimientos del Juicio Demandan de la Misericordia y Justicia de Dios.
La misericordia demanda que a la gente que es culpable se le de una oportunidad de ser perdonada si ellos desean cambiar.
Por ejemplo, si un niño rompe una regla pero se aflige y desea cambiar, como el hijo pródigo, él debe ser perdonado [Luc. 15:11 y Sig.]
Rom. 2:4-5 - De esta manera Dios ofrece misericordia para que el hombre culpable pueda ser perdonado y así evitar el castigo que merecemos. Pero si en esta vida rehusamos arrepentirnos, seremos castigados en el juicio.
Alguna gente pudiera sentir que ellos no tienen esperanza-que ellos no pueden ser salvos. Pero Dios es misericordioso. El quiere perdonarle y ayudarle a vivir correctamente. Si usted acepta su perdón ahora, Su misericordia requiere que El le conceda a usted la vida eterna en el día del juicio.
La justicia demanda que la obediencia sea recompensada y que la desobediencia sea castigada.
Por ejemplo, los padres deben castigar la desobediencia y recompensar la obediencia [Prov. 13:24; Luc. 15:11 y Sig.].
2 Tesal. 1:5-9 - Es justo que Dios juzgue y castigue la desobediencia.
Mucha gente piensa que Dios es tan falto de fuerza que El no castigará al malvado. Pero no es así - ¡Dios es justo! Muchas veces en la tierra, la gente malvada prospera y la gente buena sufre. El sentido de la justicia de Dios demanda que, después de esta vida, tales injusticias sean hechas correctas. La gente justa debe ser recompensada, y la gente que continúa con obstinación en el pecado debe ser castigada.