Acto II
Radamés ha vuelto victorioso de la campaña. Amneris, en sus aposentos, celebra la victoria. Sus esclavas moras danzan para ella. Entra Aída, y Amneris quiere saber si sus sospechas tienen fundamento. Al principio trata a Aída con delicadeza; pero pronto cambia de tono, diciéndole que los etíopes han sido derrotados, pero que Radamés ha muerto en la batalla, con lo que Aída no puede ocultar su amor y su pena. Entonces, Amneris le dice que le ha mentido y que Radamés vive, pero le señala su condición de esclava, por lo que no puede aspirar a unirse a Radamés. El dúo de las dos mujeres se une a la canción de guerra que ya se había oído anteriormente, cantada, entre bastidores, por los soldados que regresan de la lucha. Sola en escena, Aída implora la piedad de los dioses.
La escena tiene lugar en el exterior de un templo cercano a Tebas. Llega el Rey con su imponente cortejo. Después de un coro de alabanza y de acción de gracias a Isis y al Faraón, se produce una procesión esplendorosa en la que participan soldados, danzarinas, carros de combate, estandartes e ídolos. Como culminación de la ceremonia, entra en escena Radamés. El Faraón le da las gracias, ordena a Amneris que coloque sobre las sienes del guerrero la corona del vencedor y dice a Radamés que pida lo que desee.
Entran ahora los etíopes cautivos, entre los que se encuentra Amonasro, a quien Aída en seguida reconoce y abraza. Los egipcios la oyen, pero Amonasro pide a su hija que no descubra su identidad. Dice ahora a los egipcios que el rey Amonasro ha muerto en la batalla y suplica por la vida de los prisioneros; su petición es apoyada por el pueblo egipcio y por Radamés, que dice al Faraón que ésta es la merced que quiere pedirle. Los sacerdotes y Amneris se oponen a ello, pero el Faraón accede, reteniendo como rehenes –ante la insistencia de Radamés– a Aída y a su padre. El Faraón, como premio a la victoria conseguida, concede a Radamés la mano de su hija, lo que produce una gran alegría en ella y la consternación de Aída y Radamés. El conjunto final manifiesta el júbilo del pueblo y las distintas reacciones de los personajes principales.