La compañera no quiere decir el nombre ya que tiene intención de volver a Marruecos para ayudar a salir del país a algunos activistas saharauis que están escondidos. Otros están desaparecidos, detenidos, torturados…son de admirar, hacen un trabajo increíble y se juegan la vida todos los días. Nuestra compañera conoce bien el conflicto; ha convivido con los refugiados en Tinduf, conoce El Aaiun y estuvo recientemente en los llamados juicios de Casablanca donde vivió una difícil situación.
Ya en la cafetería antes de entrar empezaron las amenazas, tanto que tuvimos que salir de allí. No importaba que junto a los familiares estuvieran, activistas, periodistas y observadores internacionales, el pueblo marroquí, su prensa y su policía mostraron su odio por los saharauis. La gente en Marruecos, la población civil comparte el odio de la dictadura o la teme.
Durante el juicio no se dejó pasar a los saharauis, sólo marroquís, se escucharon vivas al rey y hubo insultos y agresiones. El juicio se suspendió tuvimos que salir de allí por una puerta trasera donde una muchedumbre nos esperaba. Las mujeres salimos primero nos escupían, nos llamaban putas, nos lanzaron huevos y botellas. Después salieron los hombres, les tiraron agua para que cayeran al suelo, los cegaron con las luces de sus coches y les apalearon. Tuvieron que huir corriendo por toda Casablanca. El juicio quedó aplazado para el 14 de diciembre, la compañera también denuncia que en ningún momento vimos a los presos, no se sabe realmente dónde están.
En las costas del Sáhara se encuentran los mejores caladeros del mundo a los que los saharauis no tienen acceso. Es frecuente ver faenar camiones y trailers sin logotipos de empresas en sus cargas, además de la pesca también se explotan las ricas minas de fosfatos. Tiene que haber intereses ocultos, además de los comerciales, porque si no, no se entiende lo que hace España, es la administradora legal, política y moral del Sáhara ocupado. La compañera nos explica también que existe una campaña de boicot a los productos marroquís que comercian varias empresas españolas, como por ejemplo Hacendado. El número del código de barras de sus productos es el 611.
Tras hablarnos del juicio que nunca se celebró y de la campaña de boicot, nos explica ahora su punto de vista sobre la intervención de las asociaciones que trabajan con la causa saharaui. El problema con la intervención en los campamentos es que muchas veces se trabaja desde aquí sin haber estado allí. Se plantean proyectos fijos o a largo plazo que los saharauis rechazan porque son refugiados y no quieren vivir allí toda la vida.
Es cierto que hay cosas positivas como las vacaciones con las familias españolas, así los chavales salen del desierto se les hace una revisión médica, cogen kilos para pasar el duro invierno en Tinduf… Sin embargo, estas ayudas de la caridad crean diferencias artificiales en los propios campamentos, diferentes clases sociales. Los que no tienen niños que enviar a España son más pobres y esto es algo que hemos creado nosotros por una intervención mal planificada.
Existen 400 asociaciones federadas en el estado español la mayoría de las cuales ignora el problema político. La gente se centra en la caridad, en la solidaridad que llaman, no quieren saber nada de política pero se necesita ayuda precisamente porque son refugiados políticos, ese es el problema a solucionar. La acción política y la difusión de la causa deben ser los objetivos primordiales.
Y cómo se ve el futuro? Después de lo de El Aauin no hay marcha atrás. El Polisario ha llamado a las armas en Tinduf, aunque a mí me gustaría saber dónde estaban cuando se destrozo el campamento de La Dignidad, era su pueblo, al final siempre paga el pueblo. Si hay guerra será una masacre, los masacrarán. Ellos dicen que prefieren pasar a la historia como un pueblo que murió con dignidad, yo les digo que Marruecos se quedará sus tierras y borrará su cultura.
Cuál es esta cultura? Los saharauis son un pueblo pequeño, pacífico y solidario. Tienen un enorme respeto a los ancianos y a los discapacitados(en Tinduf hay centros para estos últimos). Y no digamos del respeto a la mujer, no porque sean más modernos en este sentido que los países árabes sino porque va con ellos, son auténticos, hombres y mujeres se tratan de igual a igual, algo que no pasa aquí en nuestras modernas democracias.