El pasado 17 de diciembre a Mohamed Boasisi la policía tunecina le requisó el carro de fruta y verdura con el que se ganaba la vida como vendedor ambulante. Mohamed de 26 años, casado y con dos hijas, fue a reclamar a las autoridades, todo lo que recibió fue un porrazo en la cabeza y la expulsión a patadas de la comisaría. Impotente y desesperado Mohamed Boasisi prendió la mecha de la revolución árabe que ha hecho tambalear el panorama internacional y ya se ha llevado por delante a dos dictadores. Roció su cuerpo con gasolina y se inmoló frente a la comisaría. Sus llamas hicieron despertar a millones que vivían desde hacía mucho en plena oscuridad.
El mismo día en que Hosni Mubarak huyó de El Cairo tras 18 días de protestas populares, invitamos a nuestro programa a Yaser y Amán, compañeros egipcio y jordano respectivamente, para que nos contaran como estaban viviendo todos estos acontecimientos que muchos califican de históricos. Yaser y Amán no son expertos en política, sino ciudadanos de a pie como los millones que se están levantando en los países árabes contra sus rancios tiranos.
Para empezar la entrevista preguntamos a nuestros invitados por cómo se vivía bajo el gobierno del dictador Mubarak. “Mubarak ha mantenido durante 30 años la política del Estado de escepción con una policía fuertemente militarizada que controlaba a la población de manera extrema. Sólo existía un partido político, el nacional creado por el propio régimen y simulando una supuesta democracia que nadie se creía. Pero además de esto lo más indignante es el nivel de pobreza en que ha mantenido el país mientras él y los suyos se hacían multimillonarios”. En Egipto con cerca de 90 millones de habitantes, una pequeña oligarquía de tres millones de personas, formada por matrimonios entre militares y familias en los cargos de poder, ha condenado a la miseria y el analfabetismo al resto de la población. Fuera de las grandes urbes del delta, remontando el Nilo África a dentro encontramos la condiciones de pobreza más absolutas. Pero los grandes contrastes también pueden verse en el propio Cairo, donde viven 25 millones de personas.
“La ciudad de los muertos es una pequeña ciudad dentro de El Cairo. Se llama así porque está formada por más de un millón de egipcios que han construido sus casas y viven en el cementerio de la ciudad. Los turistas nunca los ven pues grandes muros los tapan allí y bajo los grandes puentes del río.”
La pregunta es ahora por los motivos que han hecho a la gente salir a las calles tras tres décadas de dictadura. “En primer lugar el ejemplo de Túnez, que nos ha hecho ver que el cambio era posible y en segundo lugar la toma de conciencia y el valor de una nueva generación”. Esta nueva generación es la de internet, la juventud que ha visto más allá de sus fronteras y que se ha conectado con el mudno en red. “El facebook y demás no ha servido sólo para ligar y colgar fotos, los jóvenes han promovido la revuelta, han pedido cambios y están luchando por su futuro”. Ahora todos los nuevos políticos quieren ganarse el favor de la juventud. Y dentro de esa juventud un papel principal ha correspondido a las mujeres. “Ellas han salido las primeras, desde el principio y sin miedo y han han hecho salir a los demás”.
En sus caras se ve la ilusión por un futro mejor y la conciencia de que hay un cambio en marcha aunque no se sepa muy bien cuál será el camino que tomen las cosas. “Egipto ha sido una muestra de una revolución pacífica, con 90 millones de habitantes podría haber sido un verdadero caos. Hay un cambio de mentalidad en Oriente Medio, una mentalidad abierta y diferente, ha ocurrido una metamorfosis”.
Yaser se despide: “Ayer, menos uno, todo Egipto estaba en la calle”. Hoy salió por fin y ya no volverá más.