La Crisis: Sector Mediterráneo
Años ochenta, un país mediterráneo que acaba de dejar atrás una dictadura militar, ingresa en la Unión Europea de la mano de un nuevo gobierno socialista. Mientras se sueñan libertades y aires de renovación, se está entrado de lleno en los planes del nuevo orden económico mundial. A partir de este momento, su política y la vida de sus futuras generaciones estarán sujetas a las directrices que tejan el FMI y Banco Mundial. Les suena esto de algo?
Tal vez esto también les suene. La entrada en la entonces Comunidad Económica Europea, ya que el requisito principal para el ingreso de la nueva Europa fue el económico, supuso la apertura del mercado interior a las necesidades del mercado internacional. Se pierde la autosuficiencia que tenía la agricultura del país, se empieza a importar todo lo que se consume y se instaura un sistema político claramente bipartidista.
Los años venideros traerán la política del ladrillo, el turismo y el cemento; el empleo se enfoca al sector servicios y a la mano de obra para infraestructuras que faciliten el ocio y los productos extranjeros.
Bueno, pues aunque parece que hablamos de casa, estamos contando la historia de uno de nuestros vecinos mediterráneos, hablamos de Grecia. Y es que parece que desde los despachos donde se planifica el futuro de los humanos basándose en las características de cada lugar y en el interés económico de los grandes ricos, claro está, a los países mediterráneos se nos depara un porvenir parecido. A España, Portugal, Italia y Grecia, la periferia del sur de Europa, de cultura católica, sol moreno y sangre caliente, de historia fascista y revolucionaria, se les une también Irlanda por ser la periferia particular de los ingleses y que, salvo en lo del sol, se nos parece mucho culturalmente.
Grecia ha saltado a la palestra por la grave situación en que la crisis mundial ha dejado el país. Cuando explotó la burbuja en que vivíamos donde todos éramos nuevos ricos que podíamos vivir felizmente en la cultura del bienestar, los escándalos de corrupción tumbaron al gobierno de derechas. Para pasar esta crisis aparece un gobierno socialista siguiendo los patrones del sistema bipartidista. Y es que ya se sabe que a los tradicionales derechistas les salen mejor los trapicheos, tienen más contactos, menos vergüenza. Cuando la situación es ya insostenible por las barbaridades del saqueo y la corrupción, los fachas se van y llegan los progres a comerse el marrón de la crisis que los otros generaron. Estos juegan entonces su papel para contener a las masas engañadas, haciendo promesas que no podrán cumplir.
Y así funciona el sistema capitalista, controlando los gobiernos, moviéndolos según antojo; con moderación en las democracias occidentales, con descaro en los países del llamado subdesarrollo y a sangre y fuego en cualquier parte del planeta donde sea necesario. La crisis no es más que una necesidad del propio sistema, un momento de la redistribución de la riqueza entre los más ricos, que hace más fuertes a los más fuertes.
El papel de los grandes medios es fundamental para que todo funcione. Tanto alimentando los deseos de la feliz sociedad del consumo como desinformando de lo que realmente sucede. Se vende que la crisis es una cosa de los pobrecitos tontos griegos que no son tan civilizados como nosotros, la información se descontextualiza del orden global al que estamos todos sujetos.
Por si les interesa conocer un futuro posible, aquí tienen algunas de las medidas que en medio de manifestaciones y protestas masivas se han venido adoptando en Grecia:
Por un lado tenemos los ya consabidos recortes sociales de reducción de pensiones y ayudas, aumento en la edad de jubilación, privatizaciones…Dentro de estas medidas es importante ver por ejemplo como los recortes en educación, formación profesional y universitaria mantienen a los jóvenes fuera de los núcleos urbanos siendo así más fácil controlarlos y mantenerlos en la ignorancia.
También se practica la centralización y la reducción de la autonomía con la supresión de multitud de municipios, aplicación de una nueva ley llamada Kaligratis.
Por último los compañeros griegos se despiden con un mensaje: Para bien y para mal tenemos mucho en común y nos parecemos mucho más de lo que nos quieren hacer ver.