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De repente la gente salió a la calle, de pronto las plazas se llenaron de indignación y de ilusión a un tiempo. No había banderas de ninguna clase, sólo consignas y pancartas de ánimo y de protesta. Ya no era aquello de tierra y libertad ni tampoco lo de educación y sanidad pública(que también), los lemas eran nuevos, acordes a los tiempos que corren:
“Por qué manda la banca si no la hemos votado?”
“Follar cada 4 años no es vida sexual, votar cada 4 años no es democracia real”
“No es una crisis es una estafa”
“Recuperemos nuestras vidas”
“Re- revol- revolta Social”
“No les votes, bótalos”
“Ni - ningú-ningú es representa”
y otras muchas…

Sobre el mediodía del viernes un numeroso grupo de indignados que acampaban en la plaza del Ayuntamiento, renombrada como plaza del 15 de Mayo, marcharon hacia la calle de las Barcas tras decidir en asamblea ocupar los bancos de la ciudad. Con las consabidas consignas irrumpieron en el Banco de Valencia ocupándolo durante algunos minutos de manera pacífica pero fuertemente reivindicativa ante el asombro y el bochorno de los propios banqueros. La acción se intentó repetir en el BBVA y el edificio Bancaja pero alertados, ya habían cerrado sus puertas al público por lo que la gente se agolpó a la entrada haciéndose oír y señalando a los culpables.

Tras la escaramuza en los bancos, comenzamos a entrevistar a los organizadores de la acampada. Encontramos un poco de todo; desconcierto, novedad y muchas ganas. Gentes que participan por primera vez en movilizaciones reivindicativas, mucha gente joven con poca experiencia pero que muestran una gran capacidad de organización y por qué no decirlo, un cierto espíritu solidario. Aún así todo parece un poco difuso, la gente está aprendiendo, todo está en construcción, en constante cambio, todo y tod@s están en movimiento.
Parece que todo empezó con la plataforma Democracia Real Ya que convocó una manifestación el pasado domingo 15 de Mayo. Tras la manifestación se organizaron las acampadas del llamado movimiento 15-M. Ahora las asambleas reciben el nombre de acampadas dependiendo de la ciudad de donde sean. Por eso los nombre de este movimiento ciudadano son cambiantes, como decimos todo está en estado de cambio y con voluntad de transformación. Hacemos algunas preguntas:

Es esto un movimiento anticapitalista? En principio se pretende ser abiertos abarcar al mayor número de gente posible, sin poner etiquetas, hacer propaganda de nada ni declararse antimonárquico, antipatriacal o anticapitalista de forma explícita y cerrada. La idea es hacer un verdadero Frente Popular. Luego mediante la asamblea libre y abierta la gente ha ido haciendo propuestas que se van aceptando. Así que en principio no nos definimos bajo ninguna consigna sino que las consignas y los acuerdos van surgiendo espontáneamente y así se legitiman.
Otro compañero nos da su opinión: Si ser antisistema es querer un cambio profundo de la sociedad, no sólo aquí sino también en todo el mundo, sí claro, yo soy antisistema.

También queremos preguntar por cómo se pretenden sacar adelante las propuestas de la asamblea: Las propuestas se hacen en la asamblea general, pero llegar a acuerdos aquí está resultando difícil. La idea es que se llegue a unos mínimos y que la gente se organice y vote las propuestas por asambleas de barrio y también en los pueblos. Una vez se aprueben, se recogen firmas para presentarlas a nivel legal donde corresponda. La idea es llegar a una coordinación de nuestras reivindicaciones entre todas las asambleas del estado.

La noche del viernes llega con la amenaza del desalojo de las plazas por orden de la Junta Central Electoral que determina que no se pueden hacer manifestaciones públicas en víspera de elecciones. En Madrid se da orden de desalojar la plaza. Sencillamente es imposible. Incluso llegan a oírse gritos de “policía únete!”. Finalmente ninguna plaza es desalojada. La protesta pacífica, no violenta que no blandengue, es toda una lección de convicción y humanidad. Esa noche la plaza del Sol recuerda a la plaza Tahrir de El Cairo y en el resto del mundo comienza a hablarse de la Spanish Revolution. Hay protestas en las embajadas españolas de media Europa y prácticamente en todas las de Sudamérica.
En Barcelona la asamblea general es especialmente fuerte y organizada, Radio Bronka y Contrabada la retransmiten a través de Internet esa misma noche. Tras largos debates se intenta llegar a unos mínimos, las propuestas se leen y se votan después a mano alzada:
“Favorables!(…) En contra!(…) Debat!(…)” Resulta difícil llegar a acuerdos pero la horizontalidad es la manera elegida. Alguien se queja de que no se tiene porqué acordar nada, otro pide más tiempo para la reflexión y vuelta a empezar de nuevo.

El domingo por la tarde mientras el PP valenciano vuelve a arrasar en las elecciones autonómicas, la plaza sigue a lo suyo. Todo parece más grande, como si hubiera crecido. Los pequeños puestos de organización del viernes por la mañana se han multiplicado. He aquí un listado de las comisiones que podemos encontrar:
-prensa - sonido - acción/acciones - formación
-logística - limpieza - economía - redes sociales
-información - ludotecas - apoyo - telecomunicaciones
-jurídica - difusión - audiovisuales

Hay además cocina, espacio para los pequeños y hasta una consigna. Todo es gratuito y el aprovisionamiento de materiales y comida es cosa de la solidaridad de la gente. La asamblea general ha sido convocada de nuevo a las ocho. No se esperen algo tan sofisticado como en Madrid o Barcelona, recuerden que esto es Valencia y ya hemos apuntado lo que había pasado en las urnas esa misma tarde. Sin embargo vale la pena verlo. La plaza está llena, la gente se escucha y hay colas enormes para hablar a los demás por el micro. Rescatamos algunas intervenciones:
El colombiano que denuncia al gobierno terrorista de su país por bombardear a las comunidades indígenas con armas españolas, una chica que lee un fragmento de las Uvas de la ira sobre la crisis del 29, una propuesta votada favorablemente para manifestarse este próximo viernes, un niño de 8 años que pregunta por su futuro, una gallega que se define como una “jovencita de 76 años” que llora al reconocer que ha tenido que ir a comedores sociales por su pobre pensión y que acaba cantando una galleguiña, alguien que recuerda que no hace mucho ésta era la plaza de un caudillo que “espero nos escuche esta noche desde el infierno!”. A pie de micro una muchacha traduce todo a lenguaje de signos.
Hay también propuestas más formales y llamadas al trabajo por un cambio real, pero eso ya vayan a verlo y sobre todo a participar de ello. A eso mismo anima una pancarta sobre los oradores: Que el sueño no acabe.