Lo había leído mil veces. Muchas. Me parecía un texto precioso. Lo entendía, lo compartía, pero no lo sentía. No me había atravesado el cuerpo a golpe de escalofrío. Ahora sí.
Hablo de un texto de Marianne Williamson que utilizó en su día Mandela y que defiende que lo que más miedo nos da en la vida es nuestra propia luz; brillar.