No me extraña que haya padres que se zurren en un partido de fútbol de sus hijos, como veíamos hace unos días, lo que me extraña es que no se maten. Quién no mataría para que su niño sea el nuevo Messi o CR7. Quién no se partiría la cara para conseguir que juegue en el Madrid o el Barça, o en cualquier club de Primera, si me apuras. Quién no le rompería la boca al que impida que nuestro vástago tenga el dinero, los coches, las casas, las mujeres y la fama de los reyes del deporte rey. Quién no le retorcería el cuello al que se interponga en el camino de nuestro chaval hacia la gloria, los contratos de publicidad, las portadas de prensa, las revistas del corazón y los programas de radio y televisión. Quién no le partiría las piernas a ese niñato que acaba de hacerle una entrada fea a nuestra gallina de los huevos de oro. ¿Tú no morderías, patalearías, escupirías, arañarías e insultarías a quien rompa tu jarra de la lechera? ¿No matarías a quien mate tus sueños?