Yo soy Imhotep.
Arquitecto del faraón, maestro de la piedra y consejero del gran Dyeser. Mis manos alzaron templos que rozaban el cielo, y mi mente descifró enigmas que aún desafían a los hombres. Durante mi vida mortal, transcribí las palabras de los dioses, y en mi inmortalidad, fui testigo silencioso de los siglos que danzan y se devoran unos a otros.
He observado cómo el tiempo, ese gran escultor invisible, ha ido moldeando la historia de la humanidad. Vi cómo el sol naciente tocaba por primera vez la cúspide de la Gran Pirámide, y cómo, miles de años después, hombres pequeños profanaban tumbas en busca de polvo, creyendo que con él podrían beber la eternidad. Vi la llegada de imperios y su inevitable caída, como arena entre los dedos de Atum.
Pero los verdaderos secretos no están en los tronos ni en las espadas; residen en las pequeñas historias que pocos conocen: retazos del tiempo, detalles casi invisibles que, sin embargo, contienen las claves del universo. Lo que para el hombre común es una simple coincidencia, para los sabios es una puerta hacia lo inexplicable.
Hoy, os traigo diez relatos. Diez fragmentos de la historia que resquebrajan la lógica y desafían lo que creéis saber. Los he reunido como el escriba que soy, fiel testigo del tiempo. Leerlos es adentrarse en los pasadizos ocultos de la memoria de la humanidad
