La maldad tiene un origen. El origen es la desobediencia. Tiene un causante que la biblia nos ha mostrado como la serpiente. Al haber sido la serpiente el instrumento de la tentación. De la misma manera que hay posesión demoníaca en hombres y animales, el mismo Satanás se sirvió de la serpiente para seducir a Eva. La maldición descrita en el libro del Genesis es doble: recae sobre la serpiente, animal que viene a ser objeto de honor particular para la mujer y para el hombre; recae también en el diablo, la «serpiente antigua» cuya cabeza será aplastada por la posteridad prometida a la mujer, Cristo.