Si aspiramos a la serenidad, no pensemos en el ayer ni en el mañana. No hagamos grandes planes para el futuro ni nos dejemos atormentar por los errores del pasado. Concentrémonos en el presente, en el día de hoy sin querer resolver todos los problemas de la vida de una sola vez. No digamos nunca más, digámonos mejor: hoy no me dejaré vencer por el miedo, hoy no mentiré, hoy me guardaré el orgullo, no seré agresivo con nadie. Digámonos mejor: hoy soy feliz a tu lado, hoy te quiero, hoy estoy en paz con el mundo, hoy creo en la humanidad. Ganémosle la batalla al presente. No retemos al futuro. El futuro es mucho tiempo y eso desmoraliza. Vayamos paso a paso hasta donde queramos llegar, día tras día hasta donde queramos llegar.
