Se trata de unas luces del tamaño de un balón de baloncesto que, de vez en cuando, realizan una danza lumínica en los alrededores de Marfa (Texas). Sus brillos se dividen en dos, se fusionan, se 'guiñan' su foco el uno al otro. Y se van como han venido. Lo hacen con casi milimétrica periodicidad.