Un álbum en vivo de Depeche Mode.
¿En serio?
Esa fue la primera reacción de mucha gente ante la noticia del inminente lanzamiento de una grabación en vivo del show de Depeche Mode, con entradas agotadas en el Rose Bowl de Pasadena, en Junio de 1988.
Para una banda que descaradamente usó audio pregrabado para potenciar sus shows fuertemente basados en sintetizadores, el anuncio del álbum 101 fue suficiente para hacer que cualquiera pensara:
¿Qué tan “en vivo” sería y cuán fascinante podría ser un disco doble como experiencia auditiva?
Lo que no se sabía en ese momento era que 101 era más que un simple álbum en vivo, sino que también sería un documental que seguiría a la banda mientras conquistaba los EE. UU. en su gira “Music for the Masses”, que culminó con esta legendaria actuación en el Rose Bowl, justamente en su show número 101.
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Dirigido por D.A. Pennebaker, que anteriormente había rodado documentales de rock sobre Bob Dylan y David Bowie, la película 101 fue un apasionante viaje por carretera realzado por la inclusión de “The Bus Kids” un grupo ecléctico de fans que siguieron a la banda en su propio autobús de gira.
En lo que fue casi que un precursor de las series de realities sobre viajes por carretera como lo haría MTV con “The Real World” o “Road Trip”, 101 (el documental) fue atractivo y entretenido, uniendo varias presentaciones en vivo con “los fans del autobús” en la gira.
Entonces, dado que la película es una experiencia totalmente inmersiva y visceral, ¿cómo se compararía el álbum en vivo? Después de todo, los álbumes en vivo sólo pueden capturar la mitad de la experiencia de asistir a un concierto, perderse la presentación visual del espectáculo puede cubrir un mundo de pecados de audio.
Y para Depeche, sus shows en vivo fueron llevados en gran medida por una iluminación cambiante y un frontman excepcional como lo es Dave Gahan.
A pesar de toda la maestría musical de Martin Gore, Alan Wilder y Andy Fletcher, que agitan los brazos, Gahan es el punto focal.
Su energía, sus giros, sus estridentes bramidos, son los que arrastrarían a la multitud noche tras noche.
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Con muy poca variación en la producción de canciones con respecto a las grabaciones de estudio o mezclas extendidas de 12”, los elementos en vivo de la voz de Gahan, el sonido ocasional de los momentos de guitarra de Gore y la emoción de la multitud es lo que caracteriza a 101 y lo convierte en un evento divertido y placentero de escuchar.
El álbum también actúa como un disparador sonoro para tus momentos favoritos de la película 101. La anticipación en el prólogo musical de “Pimpf” y el rugido ensordecedor que recibe a la primera canción del set list “Behind the Wheel”, completo con Gore en la guitarra, te transporta a lo largo del álbum.
Cuando escuchás “Never Let Me Down”, te imaginas un estadio de brazos que se mueven de un lado a otro. Cuando escuchas “Somebody”, “The Things You Said” o la extraordinaria “A Question of Lust”, te imaginás a un calmo Martin L. Gore saliendo de la seguridad de sus sintetizadores hacia el centro de atención y no solo escuchás sino que sentís su vulnerabilidad.
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La lista de canciones está repleta de temas para cantar a todo pulmón, desde “Stripped” hasta “Everything Counts”, de “People are People” hasta “Just Can’t Get Enough”, lo que aumenta el frenesí de la audiencia con cada nueva canción.
La emoción de la multitud cuando comienza un nuevo tema es embriagadora y vibra desde los parlantes hasta tu propio cuerpo. Son sus gritos y arrebatos de alegría los que le dan a 101 su energía viva.
Después de esta gira, Depeche Mode experimentaría con la adición de más instrumentos en sus grabaciones de estudio y giras en vivo y, como resultado, los lanzamientos en vivo posteriores brindan una experiencia auditiva superior.
Sin embargo, 101 siempre será un maravilloso hito nostálgico de una banda que se hizo grande en una escena musical que era todo menos bienvenida a la música liderada por sintetizadores.
Efectivamente, un "Good evening, Pasadena!", en toda regla.
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En el documental se puede escuchar a Jonathan Kessler, manager de Depeche Mode, decir que en este famoso concierto 101 vendieron 66.233 entradas y la asistencia pagada fue de 60.452 personas, por lo que recaudaron 1.360.192,50 dólares.
Dicho eso, lo realmente importante es que 101 terminó de conquistar no solamente el público de EEUU, sino que de todo el mundo, preparando el escenario para el gran golpe de su carrera: Violator.
En todo caso, todo cuenta en grandes cantidades.
Esto fue 101, de Depeche Mode, en Punto Muerto.