Hay algo especial en descubrir una banda en su debut y seguirla a lo largo de toda su carrera.
La preparación y la anticipación de cada lanzamiento posterior, esa conexión innegable de crecer con ellos.
Sin embargo, también genera placer encontrar el camino hacia una banda a mitad de su carrera y luego tener la gratificación instantánea de volver a desenterrar lanzamientos anteriores que los llevaron a este punto.
Este último fue mi caso al descubrir a Depeche Mode.
Atraído por la banda a través de su álbum Violator (1990), al que descubrí un par de años luego de ser editado, tuve la alegría de poder regresar y seguir su viaje a través de sus lanzamientos anteriores.
Algunos realmente me impactaron, como el majestuoso post punk synthpop de Music for the Masses (1987), el oscuro y melancólico Black Celebration (1986), y otros como Speak & Spell (1981), no tenían mucho en común con el Depeche Mode que me habían presentado, pero no dejaba de ser disfrutable y sumamente interesante para entender su evolución.
A lo largo de mi viaje con Depeche, llegué a su cuarto álbum de estudio Some Great Reward.
Partiendo de la sólida composición musical de Construction Time Again (1983) un año antes, el panorama sonoro de Some Great Reward es más amplio, ya que el cuarteto depende de samplers recién adquiridos para dar forma y distorsionar los sonidos a su voluntad.
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Por el impulso urgente del tema inicial “Something to Do”, es evidente que la banda tiene algo que demostrar.
Ya no se contentan con crear pegadizos himnos electrónicos de angustia, sino que se ven impulsados a colisionar ritmos industriales con sonidos mecanizados sin perder de vista sus sensibilidades musicales subyacentes.
Es este choque entre lo duro y lo suave, lo crudo y lo refinado, lo que impregna al álbum mientras Martin Gore explora un sentido de alienación social de una manera muy accesible.
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La composición de Gore explora la dicotomía de la vida moderna, profundizando en temas de amor, lujuria, deseo, poder, manipulación, aislamiento, intimidad y búsqueda de pertenencia, y caminando en la cuerda floja entre la sumisión y el dominio social y sexual.
Y en su mayor parte, se maneja con un toque hábil, llenando las pistas con momentos introspectivos y llenos de matices.
Temas como “Lie to Me” y la renuente historia de amor de “Stories of Old” (con la que comenzamos el programa) combinan ruidos metálicos, sintetizadores distorsionados y la voz cada vez más segura de Gahan para crear un sonido que es tan oscuro como bailable.
La audaz y confrontativa “Master and Servant” explora las dinámicas de poder dentro y fuera del dormitorio en un tenso ritmo industrial.
Es un excelente ejemplo de la capacidad de Depeche Mode para mezclar lo provocativo con lo agradable, de ser desafiante y al mismo tiempo ofrecer ganchos contagiosos.
La canción también destaca el fortalecimiento de la voz de Dave Gahan, que oscila entre imponente y vulnerable, reflejando perfectamente la exploración del control del tema.
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Temas como “People Are People” o “If You Want” (la segunda canción del episodio de hoy) demuestran la creciente incorporación de sonidos encontrados y modificados en las capas de este nuevo paisaje sonoro.
“If You Want” es una bolsa de trucos de sampleo y secuenciación donde se siente como si cada idea y el sonido de una pila de platos y cubiertos de la cocina hubieran sido arrojados a la canción.
Por otro lado, con su aire fuertemente industrial, “People Are People” suena y resuena bajo una clara súplica de aceptación y unidad.
Rebosante de resonancia emocional, la canción aborda la insensatez del prejuicio con un ritmo latente y una coda anhelante y esperanzadora.
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En medio de toda la energía y la experimentación electrónica, es en los momentos más tranquilos del álbum donde Some Great Reward encuentra su corazón humano.
“Somebody” elimina la electrónica para un simple acompañamiento de piano, dejando al descubierto el anhelo de conexión emocional de Gore.
La vulnerabilidad está a la vista cuando Gore expone emociones crudas y personales sin intentar enterrarlas debajo de capas de música electrónica y sampleos múltiples.
Del mismo modo, “It Doesn’t Matter” (otra voz liderada por Gore) es sincera en su narrativa lírica frente a vivaces sonidos electrónicos que decoran en lugar de dominar.
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Todo lo que Depeche Mode pretende lograr en Some Great Reward se pone de relieve en los oscuros y melancólicos colores de “Blasphemous Rumours”, ya que aborda la fragilidad de la vida con humor negro, explorando cuestiones de fe con mordaz sarcasmo.
El ritmo mecánico, casi que juguetón, de la canción con letras que reflexionan sobre la muerte y la crueldad divina lo convierte en uno de los momentos más convincentes y poderosos de un álbum que contiene a muchos.
Y es que Some Great Reward es un testimonio de la intrépida evolución de Depeche Mode.
Es un álbum donde la banda encontró su voz, una voz que no tiene miedo de lidiar con verdades incómodas mientras envuelve esas verdades en sonidos que obligan a los oyentes a prestar atención.
Repleto de temas que aún conmueven, es un álbum que brinda consuelo al oyente, haciendo que no se sienten tan solos en el mundo en el que vivimos y en la vida en general.
De esta forma, nos vamos yendo, nos vamos despidiendo de este episodio.
Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo.
Esto fue Some Great Reward, de Depeche Mode, en Punto Muerto.