El 22 de noviembre de 2024, el tercer álbum de Pearl Jam, Vitalogy, celebró su trigésimo aniversario.
Si bien se han marcado y honrado muchos otros hitos en la ilustre carrera de las leyendas de Seattle, podés apostar que este evento en particular podría pasar desapercibido.
Parece que todos, desde los fans hasta los críticos y la propia banda, han tenido al menos un fugaz momento de amnesia con el tercer larga duración de Pearl Jam. Pero en retrospectiva, es en realidad el álbum más integral y uno de los más importantes de su catálogo.
No es necesario mencionarlo a estas alturas, pero a principios de los 90 Pearl Jam era un gran problema.
El éxito de su álbum debut Ten, lleno de himnos, y la veneración que generó, sumado al impresionante suceso del segundo álbum Vs., había convertido a estos cinco inadaptados en superestrellas de forma involuntaria.
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El ritmo al que crecieron, obligó a la banda a tomar decisiones en los temas en que se oponían éticamente: filmaciones de videos, promociones interminables en radio y MTV y, lo más pertinente, su lucha por el precio de las entradas contra el gigante corporativo Ticketmaster.
Su desesperación por escapar de las trampas del rock corporativo, mientras estaban en el ojo de la tormenta grunge de la época, los alejó cada vez más de cualquier apariencia de "jugar al juego del sistema”.
Como resultado, las fricciones se estaban volviendo cada vez más comunes dentro de la banda.
El bajista Jeff Ament dijo que “la comunicación estaba en su punto más bajo” cuando Pearl Jam se reagrupó para grabar Vitalogy a finales de 1993.
El guitarrista Mike McCready estuvo en rehabilitación por una espiral de adicción a la cocaína, y el baterista Dave Abbruzzese fue reemplazado por el ex Red Hot Chili Peppers Jack Irons hacia el final de las sesiones.
Igualmente, el corazón de las luchas de Pearl Jam se centró en el juego de poder entre el guitarrista Stone Gossard y el vocalista Eddie Vedder.
Anteriormente, Gossard había sido el mediador de la banda, pero Vitalogy marcó el punto en el que Vedder tomó las riendas creativas. Podría haber salido drásticamente mal y la banda bien podría haberse separado durante este período.
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Al escuchar Vitalogy hoy, parece una locura que esta obra maestra esotérica, ecléctica y de baja fidelidad pueda haber sido la última producción de Pearl Jam.
De alguna forma, la travesía emocional que llevó grabar el álbum, fue fundamental en el camino que nos permitió poder disfrutar de la banda hasta el día de hoy.
Al mirar el catálogo anterior de Pearl Jam, es tentador preguntarse cómo se las habrían arreglado para continuar si Vedder no hubiera tomado el control en Vitalogy.
¿Habríamos obtenido el Yield crudo y lleno de jam unos años después, o el sonido garage de su álbum homónimo de 2006, o cualquiera de los sutiles lamentos que Vedder ha mostrado en su material en solitario?
Todos estos trucos parecen haber sido inventados y probados por primera vez en Vitalogy; el proto-rock suelto de “Whipping”, el sonido de americana Petty/Springsteen de “Corduroy” o el minimalismo de “Nothingman”.
Todos ellos apuntan a un modelo en que la banda deja atrás a sus inmortales “Alive” o “Even Flow”.
Sin embargo, lo más importante es que rara vez han mejorado las ideas que se presentan en Vitalogy.
A pesar de su naturaleza experimental, es un álbum que nos ha brindado algunos de los himnos más importantes de Pearl Jam, desde “Spin The Black Circle”, ganador del Grammy, hasta la gloriosamente conmovedora “Better Man”.
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Incluso los momentos más extraños de Vitalogy, como el carnavalesco y cínico “Bugs” de Vedder o el boogie con aires nativos inspirado en los años 60 de “Aye Davanita”, son capaces de provocar una sonrisa.
Estos momentos fueron tal anatema para la percepción pública oscura y seria del grunge en 1994, que no podés evitar amar a Pearl Jam por agregarlos al álbum.
Hace de Vitalogy el disco más variado, experimental y sorprendente de su catálogo.
Dicho eso, es el segundo álbum más vendido de Pearl Jam, solamente superado por su debut Ten.
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El disco recibió críticas mixtas en su lanzamiento inicial. Eso se convirtió en abierta hostilidad mientras la banda continuaba negándose a seguir el juego de la industria musical y el suicidio de Kurt Cobain a mediados de 1994 dio a los medios la oportunidad de derribar el rock alternativo y buscar su próximo género para promocionar.
David Browne, de Entertainment Weekly, reflexionó que Vitalogy “deja un regusto extraño e inquietante. Te alejás lleno de energía, pero preguntándote qué precio pagarán Eddie Vedder y Pearl Jam por ello”.
La banda, por supuesto, capeó la tormenta, aunque no solamente este álbum fue el responsable de ello.
La experiencia de unirse para trabajar con Neil Young, uno de sus héroes inmaculados, en el magnífico disco Mirror Ball de 1995, se cita también como una parte importante del proceso de curación.
Sin embargo, en última instancia, pienso que el precio que pagó la banda fue que todavía están aquí 30 años después y hace mucho que dejaron atrás la etiqueta grunge.
Sin la excelencia de “Vitalogy”, la historia podría haber sido muy diferente.