La guerra espiritual se libra mediante la fe y la obediencia. Jesús mismo nos dio el ejemplo al enfrentarse a la tentación en el desierto (Mateo 4:1-11). Cada vez que Satanás lo atacaba, Jesús respondía con las Escrituras. Esto nos enseña que la clave para resistir al enemigo es conocer y aplicar la Palabra de Dios.