Esta noche nos adentraremos en tres casos reales que hielan la sangre y desdibujan los límites entre la ley y lo sobrenatural. Testimonios auténticos de agentes de la autoridad que patrullaban en busca de delincuentes… y se toparon con algo que no se puede esposar. Un operador del 911 que responde a una llamada desde una casa vacía y maldita; un ex policía que aún tiembla al recordar la silueta de un niño sin rostro en un hospital psiquiátrico; y una agente de tráfico gallega que jamás volvió a mirar la curva de O Fuso sin acelerar el pulso. Esta sección no trae mitos… trae pruebas. Y al final, escucharás la voz real de uno de ellos. Porque a veces, los que cuidan… también son observados.
EL RINCÓN DEL LECTOR
Reseña de Nunca Mientas, de Freida McFadden
Después, cambiaremos de escenario… pero no de escalofrío. En Nunca Mientas, Freida McFadden nos encierra en una casa con pasado y nos tira la llave por la ventana. Una pareja joven, una nevada, una terapeuta desaparecida y un puñado de grabaciones que nunca debieron escucharse. Cada cinta revela un secreto, y cada secreto abre una herida que no era suya… o tal vez sí. Con una narrativa adictiva y un giro tras otro, esta novela es un espejo oscuro donde el lector se asoma… y no siempre ve su reflejo. Bienvenido al lado más clínico del miedo: el que viene desde dentro.
LA SILLA DE HITCHCOCK
Crítica de Los sin nombre y Three Pines
En nuestra silla de director, entre sombras y celuloide, te hablaré de dos series que han dejado huella —una por su ambición oscura y otra… por haber sido silenciada demasiado pronto. Los sin nombre, una producción española cargada de trauma, sectas y belleza fúnebre, donde Miren Ibarguren brilla y Milena Smit aún busca la fuerza de su voz. Y Three Pines, esa joya helada del misterio canadiense, con Alfred Molina como el inspector Gamache: un sabio entre cadáveres, un detective con alma. Una fue interrumpida por su propia complejidad. La otra… ejecutada por un algoritmo. Pero ambas merecen ser vistas… y vengadas.
LOS AULLIDOS DEL LOBO
Fragmento de Tocados con alas o Togados con alas
Y para cerrar la noche —cuando ya solo quedan cenizas y ecos—, leeré un fragmento de mi último libro: Tocados con alas o Togados con alas. En esta sección, Los Aullidos del Lobo, las palabras no buscan consuelo. Aquí, la verdad aúlla. Se trata de un relato sin ficción sobre errores judiciales, sobre jueces que fallan y alas que no siempre salvan. Un libro para quienes aún creen que la justicia no debería ser un mito. Ni una sombra. Ni un expediente enterrado.
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