Walter Lippmann (1889–1974) estadounidense - A los 17 años ingresó en la Universidad de Harvard donde se graduó en tres años, se especializó en filosofía y lenguas (hablaba además de inglés, francés y alemán). Fue un intelectual, periodista, comentarista político, crítico de medios, centrado su interés en la filosofía política: intentó reconciliar la tensión existente entre libertad y democracia en el complejo mundo moderno. Obtuvo dos veces el Premio Pulitzer (1958 y 1962) por su columna Today and Tomorrow. Fue uno de los más importantes teóricos del liberalismo político de su país.
En 1913 Lippmann, junto a Herbert Croly (1869-1930) y Walter Weyl (1873-1919), fueron los editores fundadores de la revista The New Republic. Durante la Primera Guerra Mundial, Lippmann llegó a ser consejero del presidente Woodrow Wilson, interviniendo en la redacción de los Catorce Puntos. Desde entonces, Lippmann tuvo amplio acceso a los ámbitos decisorios de la política estadounidense. Fue consejero de varios presidentes. Su relación con Lyndon Johnson sobre la forma tratar el tema de la Guerra de Vietnam fue particularmente crítica, a pesar de lo cual, el 4-9-1964 le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad.
Junto con Charles Merz (1874-1940), llevaron adelante una importante investigación sobre los problemas que presentaba el periodismo: la mala información, las inexactitudes, los errores que sesgan la noticia y otros problemas en la forma en que los periódicos informaban se concentró en la cobertura que el The New York Times había realizado de la revolución bolchevique. Fue titulada A Test of the News (La noticia puesta a prueba - 1920), y salió publicada como suplemento de la revista La Nueva República en agosto de 1920. Demostró que la cobertura del Times no fue ni imparcial ni exacta. La conclusión afirmó: que las noticias del periódico no estaban basadas en hechos reales, sino que fueron "tergiversadas por la mirada sesgada de los hombres que seleccionaron y publicaron de esas noticias": eventos que no sucedieron, atrocidades que nunca se llevaron a cabo, e informaron por lo no menos noventa situaciones en las que el régimen bolchevique estaba al borde del colapso. "La noticia fue que Rusia es un caso para ver lo que no era, pero que esos hombres necesitaban mostrar".
Su pensamiento
Lippmann denunciaba la tendencia de los periodistas a generalizar en sus informaciones basándose en ideas pre-fijadas –pre-juicios?. Argumentaba que todos nosotros, incluidos los periodistas, están más dispuestos a creer las imágenes mentales preexistentes (the pictures in their heads) que a llegar a un juicio por el pensamiento crítico. Sostuvo que, como humanos, retenemos las ideas en ciertas imágenes subconscientes– para aquella época la predominante fue el anticomunismo?.
Además el periodismo, a principios del siglo XX fue convertido en mass media ?medio de comunicación de masas?, un instrumento fundamental para el control de públicos, por lo cual no fue un método efectivo para educar al gran público.
Por otra parte, afirmaba que la masa del público lector no está interesada en aprender ni a asimilar los resultados de una importante investigación como la que habían realizado. “Los ciudadanos están demasiado centrados en sí mismos como para preocuparse de los asuntos públicos y políticos, excepto para presionar en asuntos locales”. Pensaba que los ideales democráticos se habían deteriorado, que los votantes eran esencialmente ignorantes sobre las políticas y los temas de debate público, que carecían de competencia para participar en la vida pública y que se preocupaban bien poco de participar en el proceso político.
A pesar de ser periodista no dejaba de decir que no consideraba sinónimos la verdad y la noticia. Para él la función de la noticia es señalar un hecho, la función de la verdad es traer a la luz los hechos ocultos, ponerlos en relación uno con otro, y hacer un cuadro de la realidad sobre el que los hombres puedan actuar. La versión de la verdad de un periodista es subjetiva y limitada a cómo él construye su realidad. Las noticias, por tanto, son imperfectamente registradas y demasiado frágiles para soportar la carga de ser un órgano de democracia directa.
En Public Opinion (La opinión pública - 1922), Lippmann notó que la estabilidad de los gobiernos que se alcanzó en el siglo XIX quedó amenazada por la realidad política posterior que culminó en la I Guerra Mundial. El problema básico de la democracia posterior fue la exactitud de las noticias y la protección de las fuentes. Sostuvo que si bien la información distorsionada es inherente a la mente humana, dado que se puede ver como la gente toma decisiones antes de definir los hechos, cuando lo ideal sería reunir y analizarlos antes de llegar a conclusiones. Ese modo es común a la gente y a los periodistas. Sería deseable sanear la información contaminada analizándola primero.