Siglo X, China.
En los mercados de Chengdu, los comerciantes tenían un problema: las monedas pesaban una barbaridad, era incómodo y peligroso.
La solución fue el Jiaozi, un recibo de papel que representaba el dinero depositado en oficinas de cambio.
El gobierno lo hizo oficial y empezó a emitirlos, cobrando una pequeña comisión.
Al principio, todo bien, pero imprimieron demasiado y la inflación se disparó.
Para evitar fraudes, añadieron sellos bancarios, dando origen al dinero en papel tal como lo conocemos hoy.