Cuando se asoma otro 26, mi cuerpo se reconoce en los cuerpos de Darío, de Maxi, de los 43 muchachos de Ayotzinapa, desaparecidos también por el poder, y aparecidos en nuestros gritos y en nuestras marchas. Ser mujer, en un territorio antiguo como Nuestra América, encubierto por la conquista, y desencubierto por la resistencia indígena, negra, feminista, popular… Darío Santillán y Maximiliano Kosteki presentes ahora y siempre