Salmos 63:1
Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas.
Santiago 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y guerreáis, y no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.