Marcos 12: 41-44 - Una viuda ofrendó solo dos monedas frente a las grandes ofrendas que daban la gente rica. Ella no se desalentó por esto, ni pensó que su ofrenda era insignificante. Ella dio todo su sustento. La mirada de Cristo, sin saberlo ella, estaba allí. Y Cristo no mira el dinero, como hacen las personas, él ve el corazón que lo da. El acto de la viuda era una ofrenda de su corazón.