El ego en su separatividad construye destrucciones e inutiliza toda utilidad porque quiere armonizar lo inarmónico y gestionar el caos que él mismo ha fabricado. Simplifica y despierta, nada hay que armonizar ni gestionar de manera especial, sólo ser lo que en esencia ya eres (ya somos) y permitir su natural extensión, su fluido compartir de bendición y paz, de dicha, plenitud y amor.