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Muy buenas noches, familia de Dos Rombos. Espero que estéis bien que y la semana de San Valentín haya sido fructífera para todas las personas enamoradas. Y no me refiero, como ya sabéis, a amantes románticos, que también, sino a aquellas personas enamoradas de la vida, enamoradas de nuestros amigos y amigas; esas personas enamoradas de sus parejas de una forma menos comercial.

Hoy hablamos, finalizando el mes de la pareja, de cuando una relación entra en fase rutina. Para esto, la parábola de la rana y la cacerola nos es muy útil. Y es que, si metemos en una cacerola con agua hirviendo a una rana, esta saltará y luchará por sobrevivir dejando un contexto que es peligrosa para ella. Sin embargo, si metemos a esa misma rana en la misma cacerola, pero con agua tibia y esta la vamos calentando lentamente, la rana, al final, se irá relajando y acomodando, sin darse cuenta de que esa misma agua la está matando. Extrapolando esta parábola a una pareja, podemos decir que es lo mismo. Evidentemente, si cuando estamos empezando una relación, está inmediatamente se vuelve rutinaria, sin probar experiencias nuevas, no aguantaremos mucho tiempo con esa persona. Sin embargo, si la relación empieza a estancarse progresivamente, sin apenas darnos cuenta, entonces empezará a convertirse en una relación tóxica a la que terminamos enganchando y de la que será casi imposible salir.

Lo importante de todo esto es detectar a tiempo cuando nuestra pareja se está volviendo rutinaria, o incluso nosotros mismos. Si empezamos a dejar de salir, a discutir frecuentemente, si solo tenemos detalles con nuestra pareja o ella con nosotros en fechas señaladas, o incluso si empezamos a tener relaciones sexuales menos frecuentes, pueden ser síntomas de que la relación se está estancando.

Partiendo de la base de que no hay fórmulas secretas, y sabiendo que cada pareja es un mundo, hoy trataremos de indagar en cómo mantener viva una relación con el inevitable paso del tiempo. Bienvenidas y bienvenidos a Dos Rombos, comenzamos.