Samuel se pone a disposición del Señor para servirle como sacerdote, juez y profeta. El Señor le anuncia que va a condenar la casa de Elí porque sus hijos han maldecido a Dios y Elí no les ha reprendido como debería haberlo hecho. Todo Israel reconoce a Samuel como profeta del Señor y la palabra de Samuel llega a todo Israel.