El discurso de Samuel a la asamblea de Israel viene a ser el resumen y la interpretación religiosa de la historia narrada en los capítulos anteriores. Está impregnado de la doctrina sobre la Alianza. El Señor es quien toma la iniciativa para establecerla y quien exige su cumplimiento: si el pueblo se mantiene fiel, Dios no lo abandonará; pero si el pueblo obra mal, Dios tendrá que castigarlo junto con su rey. Así ocurrirá a lo largo de todo el periodo de la monarquía, y así el destierro final a Babilonia será el castigo por las infidelidades cometidas en los años que había rey.