Mientras se prolonga la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David, Abner se va afianzando al frente de la casa de Saúl. Isbaal, hijo de Saúl y rey de Israel, le teme profundamente y es incapaz de plantarle cara. Abner, sabiendo que el Señor había jurado a David que arrebataría el reino a la casa de Saúl y establecería el trono de David sobre Israel y sobre Judá, acude a David para hacer un pacto. David accede y cuando se entera Joab, jefe de su ejército, le mata para vengar la sangre de su hermano Asael.