Aunque en enero de 1947, el público recibió la noticia de la muerte de Al Capone con indiferencia, veinte años antes había gobernado el mundo del juego, el alcohol, el sexo y el crimen. Nada escapó a este hombre que construyó su imperio mafioso basado en la fuerza bruta y la corrupción de policías, jueces y periodistas entre otros. Hasta el día en que el jefe de la brigada de Los Intocables, Eliot Ness, entró en escena. Una lucha a muerte comenzó entre los dos hombres que acabó en juicio y condena.