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Description

Dentro de cada viaje hay un viaje. Lo primero que llega al lugar de destino cuando uno hace la mochila es el cuerpo y, si una lo permite, llega el alma. Y digo lo permite porque hay que dejar que el alma también aterrice. Si el viaje es a golpe de reloj, el alma no termina de aterrizar. Para que el alma llegue hay que parar y respirar. Dejar que el lugar, el país, la ciudad, sus gentes, su olor y su comida le penetren a uno por los poros de la piel y se le metan, aunque sea un poquito, en el ADN.