ESCUCHA EL AUDIO DEL SANTO DEL DIA, 15 DE MARZO, BEATO ARTEMIDES ZATTI,
Artémides nació en Boretto Italia el 12 de octubre de 1880. Obligada por la pobreza, su familia emigró a Argentina y se estableció en Bahía Blanca.
El joven Artémides trabajo colocando las baldosas de la Parroquia Nuestra Señora de la Merced, allí conoció al padre Cavalli quien más tarde lo animó a ingresar aspirantado Salesiano de Bernal. Un año más tarde contrajo tuberculosis, motivo por el cual fue trasladado a la Casa salesiana de Viedma, de clima más propicio, y donde había un hospital misionero atendido por el enfermero salesiano el P. Garrone.
Este invitó a Artémides a rezar a María Auxiliadora para obtener la curación, sugiriéndole hiciera esta promesa: «Si Ella te cura, tú te dedicarás toda la vida a estos enfermos».
Artémides hizo de buen gusto tal promesa; y se curó. Aceptó con humildad y docilidad el sacrificio de renunciar al sacerdocio. Coherente con la promesa hecha a la Virgen, se consagró inmediata y totalmente al Hospital, ocupándose en un primer momento de la farmacia y tras la muerte del P. Garrone, fue su director, administrador y enfermero.
Su servicio gratuito no se limitaba al hospital sino que se extendía a toda la ciudad, y su fama de enfermero santo se propagó por todo el Sur y de toda la Patagonia, no era raro el caso de enfermos que preferían la visita del enfermero santo a la de los médicos.
Artémides veía en sus enfermos a Jesús mismo, hasta tal punto que cuando pedía a las hermanas ropa para otro muchacho recién llegado, decía: «Hermana, ¿tiene ropa para un Jesús de 12 años?». El 18 de febrero de 1911 Artémides profesó como salesiano coadjutor del Hospital (El término coadjutor fue creado por Don Bosco para llamar a los salesianos religiosos laicos de su Congregación).
En 1914 recibió la ciudadanía argentina en la ciudad de La Plata, donde además le entregaron el título Universitario como “Idóneo en Farmacia”.
Trabajó durante 48 años en el Hospital San José hasta que en 1950 cayó de una escalera manifestándose los síntomas de un cáncer que él mismo había diagnosticó. Continuó trabajando un año más, hasta que fallece el 15 de marzo de 1951. Declarado beato el 14 de abril del año 2002 por el papa Juan Pablo II.