Cuando no tienen prisa y nadan en verano por mares desiertos, los tiburones logran dejar de ser uno. Hay un momento en el que se detienen en la sombra obligatoria que les estiliza o distorsiona según el charco que surquen. Esa mirada les ayuda a desdoblarse, a plantear una fórmula mágica que nace fuera de la pareja o del individualismo exacerbado...
Porque el dos no es sólo un número, este es nuestro primer programa numérico. Con él también rendimos tributo a duetos, colaboraciones, encuentros innombrables, colisiones épicas y apuestas en biplaza. EL DOS, pececicos, hasta ahí podemos contaros.
Imagen: díptico del duque de Urbino - Piero della Francesca