"La sociedad aplaude cuando inventa el odio" decía Víctor Hugo... Y Catulo agonizaba porque no podía separarlo del amor, Euler Granda lo convertía en método de limpieza general, y Borges enseñaba a alejarlo de las rupturas amorosas. Todas y cada una de las criaturas de este mundo hemos experimentado el odio en sus innumerables formas: la injustificada, la visceral, la que nos hace receptáculos del mismo, la necesaria y salvadora, la quema-etapas... Y es que EL ODIO es ancho y multiforme, pececicos, igual que los mares que cruzamos en esta zambullida. Agárrense a la Aleta y escapen de la ira inmerecida: todos tenemos un tierno hater interno que a veces nos lleva por malos caminos... Engañémosle con música.