Al niño chico que duerme en la cuna lo pueden despertar dos tipos de rayo: el rayito de sol o el destello del relámpago. Ambas bellezas iluminadas calientan y asustan sus noches de verano, interrumpen o alargan sus siestas y abren sus ojos, deslumbrándolo. Como decía Juan Ramón Jiménez, cuando los rayitos se van del niño, poco a poco, pared arriba, el niño aún los mira, suspenso, "como una imposible mariposa, de verdad para él". Y ese espíritu, el del descubrimiento mágico, es el que hemos querido inocular a la última zambullida de nuestra séptima temporada en la radio. Teníamos claro que la senda estival debía marcar temática y al final hemos acabado entre los nubarrones y el secarral... Buen verano, pececicos; esto es SOL Y TORMENTA.