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Hijo de un militar que también cultivó las letras y peleó contra los ingleses, contra los franceses en la Guerra de la Independencia y contra los carlistas navarros, él también fue escritor. Su infancia fue soriana; en Valladolid se graduó de bachiller y luego pasó a Galicia, residiendo en Pontevedra y La Coruña y finalmente en Madrid; en esta ciudad se aficionó a la poesía y al establecerse en Granada esa afición se le volvió una pasión irremediable; allí tuvo su primera y desgraciada relación amorosa y en esa época falleció su padre; volvió a Madrid, donde vivió como empleado público, redactor de varios periódicos y arreglista de zarzuelas.2
Fue un poeta muy popular en su época, de hábil versificación y tono festivo, y está considerado como uno de los grandes poetas burlones y satíricos del siglo XIX. En Granada (1851) perteneció a la tertulia de La Cuerda junto a Pedro Antonio de Alarcón, Moreno Nieto y otros. En Madrid trabajó en diarios como El Látigo, La Discusión, El Imparcial, Madrid Cómico, El Pueblo y Blanco y Negro, entre otros. Fue desterrado a Puerto Rico en 1867 a causa de sus sátiras políticas, entonces liberales. Entró después en la carrera diplomática y desempeñó puestos en Florencia y en Uruguay; fue jefe de sección del Archivo y biblioteca del Ministerio de Estado y Presidente de la sección de Literatura del Ateneo de Madrid. Posteriormente se hizo conservador. Fue nombrado académico de la Lengua Española en 1892. Cuando Clarín dijo que sólo había en España dos poetas y medio (Ramón de Campoamor, Gaspar Núñez de Arce y Palacio), le replicó con el folleto Clarín entre dos platos, 1889.
Obra[editar · editar código]

Manuel del Palacio sobresale como uno de los principales poetas y prosistas satíricos de la segunda mitad del siglo XIX, en especial en el terreno político. Con Luis Rivera fundó el periódico satírico Gil Blas (1864-1870). Escribió una serie de semblanzas caricaturescas de políticos y artistas, Cabezas y Calabazas (1863). Recogió sus artículos políticos en De Tetuán a Valencia, haciendo noche en Miraflores (1865). Publicó una colección de Cien sonetos políticos (1870). Escribió también leyendas al estilo romántico, influidas por las de José Zorrilla, en Veladas de otoño (1884). Otras obras suyas son Melodías íntimas (1884) y Chispas (1894), que incluye sátiras publicadas antes en El Imparcial.
Como dramaturgo destacan sus piezas Marta (zarzuela) 1861); El tío de Alcalá (juguete cómico de 1862); De Dios nos venga el remedio, zarzuela de 1866; Contra viento y marea, juguete lírico o Don Bucéfalo, zarzuela. Otras veces se limitó a adaptar piezas extranjeras a la escena española. Como poeta es original y es difícil adscribirlo a ninguna tendencia en particular, por más que en su renuncia a la retórica haya algo del lenguaje de Campoamor. Según José María de Cossío, Palacio es poeta con el que:
«Nunca ha de haber seguridad de su constancia en el tono que inicia que, sin llegar a los extremos de sus sonetos filosóficos, ha de ingerir en los momentos más graves el sarcasmo o la burla y en los más festivos e ingeniosos la admonición moral o la reflexión patética».