Estamos en semana de Liga de Campeones. Por mor de los dineros que son el único motivo por el cual existe esta competición, debemos ver las eliminatorias a cámara lenta. Hoy dos partidos, mañana otros dos y la semana que viene otros dos más dos. Estirar la gallina de los huevos de oro se llama a esto. Lo que quiera o piense o interese al aficionado es lo de menos. Dentro de poco va a jugarse el primer tiempo un día y el segundo al día siguiente, así conseguirán fidelizar a las audiencias. ¿Qué tendrá el agua para que la bendigan?. ¿Qué tendrá el fútbol para que despierte tantas pasiones y fidelidades inquebrantables?. Si jugasen a las tres de la mañana también habría millones de gentes mirando. Los horarios de la liga en España son los que son y ya parecen perfectamente interiorizados por los públicos. ¿Por qué siguen yendo la gente a los estadios?. Ejércitos de sociólogos y psicólogos y psiquiatras, deberían estar ya elaborando toda una batería de teorías por las cuales se explicasen estos fenómenos paranormales. Cómo los estamentos futboleros nacionales e internacionales consiguen hacer lo paranormal, normal. A ver si se anima el bueno de Iker, Iker el Bueno, quiero decir, o sea el Jiménez, a dar alguna explicación, aunque no creo que se atreva con este tipo de esoterismos. Contrastan estos planteamientos tan absurdos, pero, por lo visto, tan pingües, con espectáculos tan elementales y excitantes como la Copa del Rey de baloncesto que se empieza a disputar a partir del jueves y hasta el domingo en una sucesión de partidos a muerte y sin solución de continuidad. Horarios estupendos, competición pura y dura, sin dar tres cuartos al pregonero y con siete partidos, en donde el mínimo error es sinónimo de eliminación sin contemplaciones. Para más inri, el espectáculo es seguido en buena parte del mundo con interés y hasta los más conspicuos cazatalentos de la NBA se dejan caer por el evento sin esconderse ni esconder sus intenciones. Deporte y espectáculo en perfecta comunión. Deporte y dineros y televisiones ganadoras y, sobre todo, aficionados satisfechos. Cómo será el asunto que las aficiones conviven en perfecta armonía en un pabellón infinitamente más pequeño que un estadio y donde nadie ve a las fuerzas del orden, ni los antidisturbios ni hay partidos de Alto Riesgo, ni nada de nada. De lo cual se deduce que es perfectamente compatible el ganar dinero con mimar al espectador. Qué les vamos a contar del rugby que ya no hayamos dicho aquí. Hablaremos en un ratito de ensayos y otras yerbas. El fútbol, sigue sustentándose en bases muy enclenques y gracias al pseudoperiodismo sigue tirando; pero la gallina de los huevos de oro, empieza a dar síntomas de cansancio. Veremos lo que nos depara el futuro.
Están escuchando Radio Alma, en el 101.9 de la FM, la frecuencia mediterránea de Bruselas. Hoy es martes 17 de febrero de 2015, soltamos amarras y derrotamos hacia la centésimo vigésimo séptima emisión de DEPORTE CON ALMA.