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Son las siete de la tarde, las seis de la tarde en Portugal.

El sábado pudimos asistir al enésimo escarnio tributado a los símbolos españoles; mientras, presuntamente, sonaba el himno nacional miles, decenas de miles de personas en directo y más, muchas más frente a los televisores, desparramaron su odio contra todo lo que pintase español. El palco de honor estaba repleto de traidores, algunos exhibiendo pornográficas sonrisas, que con la excusa del fútbol y el nacionalismo étnico viven a cuerpo de rey. Hablando de rey, Felipe VI volvió a humillar a millones de españoles con su aquiescencia y complicidad. No se entiende bien que el Jefe del Estado no reaccione cuando la patria está siendo mancillada, no se entiende bien que no abandone el sitio donde se celebra el anual y puntual aquelarre antiespañol. Flaco favor le hace a la monarquía si piensa que siguiéndoles haciendo el caldo gordo a los racistas va a obtener algún rédito. ¿Qué decir del presidente de la Federación Española de Fútbol? ¿Qué decir de uno de los personajes más siniestros que dirigen impunemente nuestro fútbol?. El currículo de Vito Corleone palidecería al lado del de Ángel María Villar, por el que el Marqués de Del Bosque pone la mano en el fuego. Él sabrá por qué. ¿Y el gobierno?, ¿qué me dicen del gobierno de España? ¿qué me dicen del Presidente del Consejo Superior de Deportes, un sujeto que responde al nombre de Miguel Cardenal?. ¿No se cansa de hacer el ridículo?. Bochorno provoca tanto escarnio si no fuera porque la traición merece otra respuesta. El sábado en el campo del Barcelona se teatralizó la actual situación por la que atraviesa nuestro país. Pasan las generaciones y España va desapareciendo por la insoportable mediocridad de tirios y troyanos. El fútbol como excusa de mediocres, golfos y mafiosos. Y traidores a la patria, sobre todo traidores a la patria. A este gobierno le quedan cuatro telediarios, pero al paso que va la burra los que vienen por detrás van a dejar a los actuales vendepatrias por ilustres estadistas, los cuales, por cierto, en el momento que dejen de pisar alfombras bendecidas por el sufragio universal, más pronto que tarde van a presidir consejos de administración de multinacionales varias y a seguir viviendo de regalías y privilegios inconfesables. Mientras asistíamos pasivamente absortos, Alberto Contador se alzaba con otro Giro de Italia más, en las pistas de Roland Garros se seguía hablando español, las motos rujían rojigualdas, la ACB se metía de lleno en la épica competitiva de las eliminatorias de cara al título y el Real Oviedo volvía a Segunda División. Como ven, hay vida más allá del fútbol y los mafiosos que lo dirigen. La FIFA, por cierto está pasando por un momento de duda, que créanme, la semana que viene ya nadie se acordará de por qué. Al amparo de una legislación ambiguamente nepotista los prebostes futboleros seguirán campando al olor del dinero. Mientras tanto los organismos internacionales más respetables, seguirán haciendo el don Tancredo. Vamos a suponer que será casualidad u olvido. Ni el Mundial de Catar ni el de Rusia corren peligro, ni la silla de Blatter, ni la de Platini, ni la de Villar, ni siquiera la de los limitados acólitos como el mentado Del Bosque. Todas estas desagradables cuitas nos han impedido cantar y alabar a Lionel Messi. Lo del sábado fue un jalón más. Encima anuncia una segunda juventud aún más pletórica. Rafael Benítez tiene tarea apremiante. Corre el peligro de no comerse el turrón, las prisas en Concha Espina es lo que tienen. El sábado queda el fin de fiesta de los millonarios, pero en toda la geografía patria decenas de equipos modestos están en plena competición y jugándose la vida.

Esto es Radio Alma, emitiendo desde el 101.9 de la FM, la frecuencia mediterránea de Bruselas. Martes 2 de junio. Emisión centésimo trigésimo séptima. Días de calor en lontananza, explosión de color y hedonismo del bueno y sin mesura. Tratemos de olvidar las humillaciones recibidas y a los humilladores compulsivos. Es la hora de DEPORTE CON ALMA.