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Son las siete de la tarde, las seis de la tarde en Portugal.

Estamos metidos de lleno en pleno culebrón o trifulca entre la Federación Española de Fútbol, la Liga de Fútbol Profesional y el Consejo Superior de Deportes o lo que es lo mismo, con el Gobierno de España. Desconozco cuáles son las potestades reales del Consejo Superior de Deportes y hasta qué punto puede meter las narices en las federaciones y demás entes que pueblan el deporte patrio. Lo que sí está meridianamente claro es que nadie que lleve en un cargo la friolera de casi 30 años, por muy genial que haya sido su gestión debe seguir en la poltrona ni un día más. Entre pillos anda el juego, porque resulta que el bueno de Ángel María Villar, presidente vitalicio por lo que se ve de la Española de Fútbol, no tiene otra distracción que meterse en todos los charcos. Debe tener la conciencia un poco intranquila, porque el hombre últimamente juega al patadón y a ganar metros, huyendo hacia delante. ¿Guerra con la Liga de Fútbol Profesional? ¿Guerra con Tebas?, otro mandamás aferrado al sillón con pinta de no querer irse antes de los próximos diez, veinte o treinta lustros. Lo dicho, ellos sabrán por qué. Los pillos tienen estas cosas, discuten por cosas que sólo saben ellos. Los demás nos maliciamos asuntos crematísticamente fétidos, si no, de qué iban a discutir estas bellas y nobles personas. Lo que no se termina bien de entender, y es ahí donde nos asaltan las dudas en cuanto al nivel de intervención del Gobierno de España -Consejo Superior de Deportes mediante-, es por qué no se les piden las cuentas de una maldita vez y se les exigen auditorías con lupa a todas estas opacas instituciones. El ministro Montoro tiene cabreado a todo el país -que se dice pronto-, por sus quisquillosos controles al autónomo más dedicado o al asalariado que cumple con sus obligaciones y deja que campen por sus respetos gente, o gentuza, según, que ha acumulado poderes plenipotenciarios y a los que sigue dejando que cual caudillos malcriados, acumulen ganancias sospechosas. Que el Gobierno de España no pueda exigir limpieza clama al cielo. Miguel Cardenal, Secretario de Estado para el Deporte, está haciendo un papelón, sacando la cara por el Gobierno y siendo el hazmerreír de todo el mundo. Tanto Villar como Tebas deben tener agujetas de hacerle tantas pedorretas. Lo están puenteando continuamente y lo que es peor, el ciudadano medio, no ya el aficionado al deporte en general y al fútbol en particular, porque no sólo la federación de fútbol vive al límite de la ley, ya que casi todas son cotos inaccesibles, el ciudadano repito es el paganini en toda esta historia. Hasta donde sabemos Villar no ha resuelto ningún problema, eso sí, ha capitalizado malamente la buena racha de la selección nacional. Cualquiera diría que ha sido él el artífice de tantos laureles. Dicen las encuestas que el Partido Popular tiene crudo volver a ganar las elecciones y es que viendo cómo han gestionado y gestionan el mundo de los despachos del deporte, no es de extrañar que el personal ya esté hasta la boina de caciques de todo pelaje. ¿Para cuándo el decreto que dé con los huesos del insufrible Villar en la cola del INEM?. Están escuchando Radio Alma, en el 101.9 de la FM -la frecuencia mediterránea-, desde Bruselas. Descorramos el tupido velo y abracemos la emisión centésimo vigesimoquinta de DEPORTE CON ALMA.