Son las siete de la tarde, las seis de la tarde en Portugal.
Que a la afición del Madrid no le gustan las pizarras es un axioma que todo futbolero domina con la misma soltura que Juan Tamariz un manojo de naipes. La afición del Madrid no gusta de complicadas variantes que si 4-3-2-1, que si la defensa en zona, que si el achique de espacios, que si tal que si cual, la afición del Madrid siempre tuvo querencia por el Séptimo de Caballería. Por eso nunca entendió de derrotas anunciadas, por eso en la épica es donde mejor se desenvuelve y donde más goza.
¿Quién no se acuerda del "Espíritu de Juanito" del "Miedo escénico" del "90 minuti en el Bernabéu son molti minuti"?. Las pizarras son para los de provincias y para los profesores, aquí se reivindica constantemente la testosterona y la furia. El aura del tiki-taca no estuvo nunca en Chamartín y no se le espera. Todo esto se compadece mal, pero que muy mal con la enésima elección del Ser Superior durante el último estío. Le dio boleto a un entrenador que le ganó la Décima, le dio también matarile, nada más y nada menos que al nunca bien ponderado José Mourinho, a este por no ganar la Décima y después de darle todos los caprichos habidos y por haber. En fin, que el Presidente de los Presidentes no encontró mejor idea que la de repatriar a Rafael Benítez con la vista puesta en el Barcelona. Antes, y cuando digo antes me refiero a épocas pretéritas, era al revés, en Barcelona siempre miraban a Madrid, pero el Ser Superior parece que tiene ciertos complejos, que ni siquiera su poderosa billetera consigue disimular. Pretende, nada más y nada menos que cambiar el ADN del aficionado blanco; ser superior es lo que tiene, arrogarse sin pudor patente de corso para emprender cualquier empresa. El Madrid no termina de carburar, no por resultados, sino por estética y la nueva estética que impone Benítez no gusta. Ya se sabía desde que Benítez vive en el gotha de los entrenadores, su estilo no está hecho para el Madrid. No era ningún secreto y tampoco es ningún drama. En buena hora este nuevo drama blanco, que como casi todos los de Concha Espina viene envuelto en aires inequívocamente saquespirianos, y nos tiene entretenidos y emboscados con el colmillo afilado. Como guinda nos encontramos con que Messi está en el dique seco, circunstancia que está democratizando un campeonato que estaba llamado a ser un calco de los cincuenta anteriores. Ojalá vuelva pronto el astro argentino y ojalá vuelva pronto la eterna rivalidad, pero mientras tanto regalémonos con ver en lo más alto a un grupo de futbolistas vestidos de amarillo. Y no son chinos. En esta pequeña aldea de irreductibles nos alegramos cuando el imperio se tambalea, a pesar de que sabemos que sólo se trata del mismo espejismo de siempre. Los chiquets de Marcelino vuelven a animar la liga. ¡Felicidades Villarreal!
Martes 6 de octubre. Están escuchando Radio Alma, la frecuencia mediterránea de Bruselas. Emitiendo desde el 101.9 de la FM. Esto ya no hay quien lo pare, ignición: centésimo cuadragésima quinta emisión de DEPORTE CON ALMA.