El martes pasado, políticos de todos los sectores rechazaban “todo tipo de violencia”, refiriéndose al ataque que recibió el diputado Felipe Kast durante un acto. Diez jóvenes le lanzaron escupos y piedras, pero nadie salió lesionado.
El viernes pasado, Fabiola Antiqueo era agredida con una lacrimógena de parte de Carabineros en Padre las casas. Esta semana se supo que perdió su ojo izquierdo por culpa del ataque.
En octubre del año pasado, mientras miles de mujeres marchaban en contra de las violencias machistas, a Lorenza Cayuhán la obligaban a parir engrillada. Violencia machista de parte del estado, el mismo que proyectaba #NiUnaMenos en el Palacio de La Moneda durante la marcha.
Da rabia cuando las noticias se llenan de un ataque sin daños a un diputado, pero una mujer mapuche que pierde un ojo siendo violentada por Carabineros apenas llega a portales alternativos de noticias. Eso no es condenar todas las violencias. Porque la violencia siempre existe si eres mujer, pero siempre va a ser peor si eres pobre, mapuche o migrante.
Y no solo va a ser peor, sino que invisibilizada. De los casos de la Machi Francisca, Macarena Valdés, Fabiola Antiqueo y la misma Lorenza se sabe poco, porque no solo el Estado es cómplice, sino que los medios tradicionales también.
No se está en contra de todas las violencias cuando solo se condenan y visibilizan ataques a quienes viven en una burbuja. Felipe Kast no solo es hombre, es Kast. Pertenece a la elite política del país y proviene de la clase alta. Por estas razones nunca podrá estar expuesto a las violencias que sufre una mujer, sino que al más mínimo incidente, tendrá el resguardo que le otorga la posición de poder que tiene.