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Gracias a los adelantos tecnológicos, hoy disponemos de las denominadas redes sociales, cuya probada aptitud hace posible el ejercicio de la libertad de expresión y del derecho a la información. En tal sentido -como lo hemos dicho varias veces-, constituyen valiosos instrumentos para la comunicación entre las personas, y pueden ser de gran utilidad para importantes logros y ayudas en favor de la sociedad.
Infortunadamente, han sido y son mal utilizadas por algunos, y aprovechadas por otros para finalidades no benéficas para la colectividad.
En efecto, abusando de la libertad propia de las redes sociales, no son pocos los que las convierten en canales propicios para el insulto, la vulgaridad, la ofensa y la amenaza. Otros las usan para la difusión de noticias falsas y para informaciones que tergiversan la realidad. En muchas ocasiones son utilizadas para calumnia y para injuria. Se manipulan muchas veces la información y la desinformación. Y hasta se desfiguran decisiones judiciales o administrativas.Aún más grave es la convocatoria que se hace por parte de algunos para la comisión de delitos: se incentiva y se instiga, llamando inclusive al homicidio y a la violencia.
Otro es el caso de los políticos de distintas tendencias -en especial los extremistas-, que se valen de las redes, con ejércitos manipulados de supuestos usuarios, con el objeto de desfigurar realidades, de atacar a los contrarios, de justificar conductas delictivas o de provocar determinados efectos sociales o mediáticos. O de polarizar, lo que ha causado mucho daño en el país.
Algunos otros -quizá sin mala intención- escriben sin cuidado en el lenguaje, en los términos, en la ortografía. Usan palabras inapropiadas y no son pocos los casos en que, por inadecuado manejo de tildes y signos de interrogación y admiración, al leer no se entiende si quien escribió afirma o interroga; si habla en primera, segunda o tercera persona; si en plural o en singular; si está criticando o apoyando. En esto se necesita también algo de educación.
Es necesario tomar conciencia de todo esto y entrar en una actividad pedagógica que conduzca a un uso civilizado y verdaderamente útil de las distintas modalidades de comunicación.