lucía orgulloso. Había logrado todo lo que, durante su periodo de domesticación, le habían enseñado a obtener para ser feliz; todo aquello a lo que solemos denominar "éxito". presumía del orgullo de sus progenitores, de la admiración de sus amigos y compañeros de trabajo, y de la satisfacción de haber alcanzado más de lo que, sin darse cuenta, se había propuesto.