Ir al pasado sirve para recordar eventos o estados emocionales agradables. También para evitar que nos volvamos a equivocar en una decisión; pero más allá de eso, sólo encontraremos malestar y sufrimiento. Del mismo modo, podemos estar temporalmente en el futuro, por ejemplo cuando queremos soñar en grande, o en el momento de planificar nuestras próximas vacaciones, metas u objetivos; pero de nuevo, mantenerse allí en demasía, nos traerá inevitablemente expectativas, miedo y nerviosismo.