Dependiendo de con quienes hablemos, y salvo en contadas ocasiones, gran parte de nuestras conversaciones versan sobre situaciones sin demasiada importancia real. Un intercambio de información poco o nada relevante que desde el “Instituto Emoconciencia” denominamos “hablar por hablar”. Esta forma de transmitir y recibir información tiene la particularidad de estar claramente influenciada por el miedo, ya que, o criticamos a personas y situaciones, o nos quejamos de esas mismas personas y situaciones.