Quizá nunca te lo hayas planteado antes, pero ¿qué pasaría si, de repente, comenzaras a tratarte como si fueras la persona más importante de tu vida? ¿Cómo te sentirías si te hablaras con el mismo cariño y paciencia que una madre lo hace con su hijo? ¿Qué crees que ocurriría si te regalaras la mejor versión de ti, a cada momento? ¿Tan difícil crees que es hacerlo? Pues como todo en la vida, tan sólo es una cuestión de práctica, y por supuesto, de querer, eso sí, hay que quererlo de verdad…