En ocasiones me he preguntado si las dificultades en la infancia nos hacen apreciar más las cosas que tenemos y, tras investigar sobre ello, he descubierto algo interesante. Nuestra sociedad tiene un conflicto serio y es el miedo a sentir. Nos pasamos la vida construyendo barreras para evitar sentir dolor, sin ser conscientes de que al bloquearlo también estamos rechazando la alegría.