Por: Juan Carlos Roque Alonso
Como envuelta en los raíles de las líneas férreas que bordean al poblado de Baire, localidad del Oriente de Cuba ubicada 882 kilómetros de La Habana, Lidia Esther Barrueco Infante, una mujer que pudiera denominarse como de hierro, dirige una brigada de reparaciones de vías para el paso del ferrocarril. Sin olvidar los retoques propios de la femineidad, esta profesional de la ingeniería civil es la única mujer en Cuba, jefa de equipos de trabajos para el mantenimiento de los llamados caminos de hierro.