Dicen que Dios aprieta, pero no ahoga; sin embargo, el tiempo sí, y de qué manera. Al equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Vélez-Málaga el tiempo le aprieta, le ahoga y hasta por momentos le asfixia, llegándolo a dejar casi sin oxígeno. Claro, y así no lucen las cosas, porque las prisas, la improvisación y las carreras contrarreloj se han convertido en marca de la casa. Lo mucho o lo poco que ha podido sacar adelante esta legislatura un cuatripartito tan complicado y con tantas aristas como el que está al frente del Consistorio veleño, apenas logra una repercusión positiva medianamente notable (o al menos perdurable), mientras que los problemas en la gestión diaria se expanden sin control...