La Biblia nos advierte con rotundidad acerca de los riesgos que corremos cuando obramos con displicencia, con ligereza en los momentos importantes de nuestra vida.
Nos advierte para que no seamos sorprendidos por los ataques del enemigo, que con toda seguridad se producirán, en la misma proporción en la que obremos cumpliendo los Mandatos que hemos recibido.