Desde el inicio de la era Espacial fue patente la necesidad de tener aeronaves espaciales reaprovechables, que permitieran llevar a cabo complicadas misiones en el espacio y devolver después a los astronautas sanos y salvos a la Tierra. Pese a las dificultades que han supuestos los dos accidentes con estas naves en veinte años, y pese a los costes, el esfuerzo tecnológico que las mismas han implicado ha representado un poderoso motor de avance para la ciencia.